Entrando en la adolescencia empecé a pasar del papel al ordenador, que para mí era como una ventana al mundo porque no tenía permitido salir de casa.

En mi tiempo libre me la pasaba viendo las redes sociales y me encantaba el lenguaje que se manejaba en internet. Editaba vídeos, fotos, alguna vez hice una ilustración digital, y normalmente me encargaba de hacer murales en el colegio, así como también me ofrecía a «diseñar» trípticos. Por otro lado, también veía documentales sobre la naturaleza, sobre todo del espacio exterior y aquí me propuse estudiar astronomía.

En 2017 abrí mi canal de YouTube en el que de vez en cuando subía canciones con poco alcance subtituladas del inglés al castellano porque me interesaba aprender el idioma, a la vez que manejar una red social tan amplia en aquel momento, consiguiendo 30k suscriptores gracias a un vídeo que consiguió un alcance de 9 M de visitas.

Finalmente, llegó 2019 y de la mano mi llegada a España junto a mi familia. El cambio cultural supuso un golpe rotundo en todos los aspectos de mi vida y por diferentes complicaciones, me di cuenta de que el arte siempre había sido como un salvavidas para mí en cualquier sentido y era en lo que pensaba la mayoría del tiempo, por lo que decidí aplicar a Bachillerato Artístico unos días antes de que se acabara el plazo de inscripciones.